lunes, 28 de diciembre de 2015

Un Ramo de Rosas

UN RAMO DE ROSAS

Tal como resulte ser un noviazgo, eso mismo (con un estilo parecido) será después el matrimonio que le siga: ¡un buen principio prepara un buen futuro! Al respecto, las experiencias y las estadísticas no engañan.
Dado que se aprende a amar amando, el noviazgo es el tiempo propicio para aprender y prepararse para la fidelidad, la delicadeza y la generosidad del amor. Es el momento de arraigar hábitos y costumbres propios del amor. Después, una vez casados, la convivencia puede tener momentos de mucha exigencia y es necesario estar bien "entrenados": hay aspectos de la vida que no se pueden improvisar. El dicho «yo ya seré serio, respetuoso, fiel cuando me case» supone una notable ingenuidad: cuando uno se casa sigue haciendo lo mismo que hacía antes, por el sencillo hecho de que los hábitos nos marcan. Sino empiezas a ser la clase de esposo, esposa que quieres ser el resto de tu vida ahora, a lo mejor no lo serás nunca.
Me acaban de decir algo que me cautivó por su lógica: “ Si Dios creó al hombre, el hombre tiene que ser perfecto, porque fue creado por alguien perfecto” Me dejó sorprendido esta frase de una  hermosa chica de 14 años, que se preocupa seriamente con qué clase de persona se casará. Quiere decir que no quiere improvisar su matrimonio, quiere al hombre perfecto.
Pero existe el hombre o la mujer perfecta? Hay que definir lo que es perfección. Podría decirse: sin errores, sin manchas, sin defectos. Bueno eso en esta vida y en este planeta  no hay. Así que tendremos que aconsejarle a esta chiquilla que de eso no hay en este mundo, que se equivocó de planeta? Por supuesto que no. Lo que ella quiere decir en el fondo es que le gustaría alguien que de verdad ame, pero ame en serio, con todo su corazón, con todo lo que es, con pasión, con locura, incluso más allá de la muerte.
Que soy ingenuo? Que yo también me equivoqué de planeta? Creo que no, conozco un caso en que esto se cumple. Ahí les va:
En Monterrey, hace algún tiempo... Esa fecha solía ser muy importante: el día del aniversario de bodas. Sin embargo, sería la primera vez que no lo celebrarían juntos. Carlos había apenas fallecido, consumido por el cáncer.
Todos los años él enviaba a Ana un ramo de rosas, con una tarjeta que decía: «Te amo más que el año pasado. Mi amor crecerá más cada año». Pero éste sería el primero que no las recibiría. De pronto llamaron a su puerta, y para su sorpresa, al abrir estaba un ramo de rosas frente a ella, con una tarjeta que decía «Te Amo».
Ana se molestó pensando que había sido una broma de mal gusto. Habló a la florería para reclamar el hecho, y al contestarle, le atendió la dueña. Ella le dijo que ya sabía que su esposo había fallecido, y le preguntó si había leído el interior de la tarjeta. Le explicó que esas rosas estaban pagadas por su esposo por adelantado, así como todas las demás por el resto de su vida.
Al colgar el teléfono a Ana se le llenaron sus ojos de lágrimas. Abrió el sobre: «Hola mi amor, sé que ha sido un año difícil para ti, espero te puedas reponer pronto, pero quería decirte, que te amaré por el resto de los tiempos y que volveremos a estar juntos otra vez. Se te enviarán rosas todos los años en nuestro aniversario; el día que no contesten a la puerta, harán cinco intentos en el día, y si aún no contestas, estarán seguros de llevarlas a donde tú estés, que será junto a mí. Nos vemos junto a Dios en el cielo, mi amor. Te ama para siempre, Carlos, tu esposo. ».
                Es verdad. El amor o es para siempre o simplemente cae por su propio peso. O tiene sabor de eternidad o es desabrido, agrio y tristemente amargo, se pierde con el tiempo, se transforma en recuerdo color ceniza. Así lo dice un gran escritor: «El amor no es una aventura. Posee el sabor de toda la persona. No puede durar sólo un instante. La eternidad del hombre lo compenetra». Y esto no se improvisa. Carlos amó a Ana con la intensidad del amor que rompe las barreras de la muerte. Y seguramente fue desde su noviazgo, porque esto no se improvisa. 
                Hay que decirle a esta hermosa chica de 14 años, que sí existe el hombre perfecto. Porque se empieza a ser perfecto cuando se empieza a amar de verdad.
                Por ello si te quieres casar, quieres que tu matrimonio triunfe empieza a amar ahora, con intensidad, con pureza, con respeto, con madurez, con sacrificio, con humildad. Esa es la clave de tu felicidad, y de que tus relaciones duren incluso más allá de la muerte, porque el verdadero amor no muere. Es capaz de amar más allá de la muerte. Capaz de vencer todos los obstáculos, incluso el tiempo. Capaz de mandar rosas desde la eternidad.

miércoles, 31 de diciembre de 2014

Meditación de fin de año


Les quiero hacer llegar mi más sincero saludo en este último día del año. Seguramente todos estarán preparando con mucho esmero la cena de fin de año, los encuentros familiares etc. Espero que todos disfruten sanamente y con sus seres queridos en medio de la paz que Cristo Niño nos trajo en Navidad. Pero este día 31 también es importante detenerse un poco aunque sea brevemente para dar gracias a Dios por este año que acaba y por el que comienza. Para ello podemos servirnos de tres actitudes, que el Papa Francisco ha mencionado hace poco: Mirar el pasado con gratitud, vivir el presente con alegría, abrazar el futuro con esperanza.

Mirar al pasado con gratitud

Mirar este año 2014 que se va, con ojos llenos de agradecimiento. Ante todo a Dios, porque un año más hemos comprobado su bondad, su amor incondicional, su cercanía, su misericordia infinita, su paciencia sin límite. Pero sobretodo podemos darle gracias porque Él ha sido fiel. Siempre fiel. Fiel aunque quizás nosotros no lo hemos sido tanto; porque Él no nos ha olvidado aunque quizás nosotros lo hemos dejado en algún momento, o hemos prescindido de su amistad, creyendo que con eso íbamos a ir por buenos caminos o íbamos a ser felices. Dios ha sido fiel, y este año 2014 hemos comprobado su fidelidad. Por eso debemos decir con el salmo: ¿Cómo pagaré al Señor por todo el bien que me ha hecho? y con otro salmo responderemos: “Demos gracias a Dios porque es bueno, y porque es eterna su Misericordia”. Y darle gracias significa prometerle cambiar con su ayuda lo que tengamos que cambiar para ser mejor cristiano. Darle gracias significa pedirle perdón por nuestros pecados, ingratitudes, olvidos para con Él y para con nuestro prójimo. Darle gracias significa que vamos a valorar más su amor, su amor apasionado por cada uno de nosotros; un amor que lo llevó a abajarse tanto de nacer en una pesebre y morir en una cruz. Miremos este 2014 que acaba con gratitud, porque sobretodo Dios ha sido bueno y fiel con nosotros. 

Vivir el presente con alegría

La alegría es un tema importante en la vida, y sobretodo en la vida cristiana. Debemos buscar siempre la alegría, vivir nuestra fe con alegría, el noviazgo, el matrimonio, la vocación propia de cada uno con alegría. Pero alegría no significa risa o carcajadas. Por experiencia propia sabemos que muchas veces esas risas son máscaras de tragedias. La alegría cristiana no es ausencia de problemas, sino la consecuencia de la presencia de Dios. De Dios que es mi Padre, mi hermano, mi amigo; el que me perdona, me levanta, me acompaña. El que será siempre fiel en esta vida y en la que viene. Decía San Agustín que “ no hay alegría más falsa que la que proviene del pecado”. Esto es una invitación a que este año 2015 busquemos la alegría que proviene de Dios. La alegría de la conciencia en paz, de las manos limpias, de la entrega en lo que hacemos; la alegría de buscar perdonar y de pedir perdón de corazón; la alegría que es hacerle guerra a la tristeza, que tanto daño hace al alma, alegría que significa ver a Dios no como un justiciero, sino como el Padre del hijo pródigo, con el que siempre podemos contar para empezar de nuevo. Cuando se vive así, por muchos problemas que tengamos el presente se vive con alegría. Prometamos a Dios que este 2015 trataremos de vivir así. 

Abrazar el futuro con esperanza

La esperanza cristiana dice el Papa Francisco, no es optimismo, sino fe. La esperanza no se basa en nosotros, sino en Dios. El optimista dice: “Todo saldrá bien si yo pongo los medios” pero el que tiene fe dice: “Si yo pongo todo de mi parte, Dios me bendecirá”. El P Jorge Loring decía: “ Dios pone casi todo y nosotros ponemos casi nada. Pero Dios no puede poner su casi todo si nosotros no ponemos nuestra casi nada”.  El que realmente cree en Dios, en su Providencia amorosa, nunca quedará defraudado; porque aunque humanamente le vaya mal, sabe perfectamente que tarde o temprano vendrá la mano de Dios a sacarlo adelante. Ciertamente para que la esperanza en nuestra vida crezca en este año 2015 que comienza, debemos pedir a Dios un poco más de fe en Él, en su Providencia, en su amor. Recordando como dice San Agustín: “ Tú haz lo que puedas, que Dios hará lo que tú no puedas”. Veamos con ojos de esperanza este nuevo año que comenzará pronto. Este año podemos lograr lo que no pudimos este año que está pasando; este año podremos lograr con la ayuda de Dios el ser mejores, más buenos, mejores padres madres, mejores hijos, pero sobretodo mejores cristianos. Porque recordemos que la última palabra en la historia no la tiene el mal, sino el amor y la esperanza. 

Pido a Santa María Madre Dios, cuya fiesta celebraremos mañana 1 de enero, que nos ayude a crecer en nuestro amor, para mirar nuestro pasado con gratitud, vivir nuestro presente con alegría y abrazar nuestro futuro con esperanza. 

Dios los bendiga y les deseo de corazón un feliz año 2015 lleno de bendiciones de Dios y de su Madre Santísima 

Servidor en Cristo y María 

P Juan Carlos Mari LC 

viernes, 31 de octubre de 2014

Noche de brujas. Día de Santos



            Esta noche se celebra en el mundo la noche de brujas o halloween. Quizás para muchos de nosotros es algo que no nos llama la atención porque creemos en otras cosas, o simplemente no hacemos caso a las ¨fiestas paganas¨. Además que sabemos que esta fiesta nació en el ámbito cristiano y no era como hoy la quieren presentar. La fiesta de Todos los Santos se celebra el 1 de noviembre en la Iglesia Universal desde el año 840. Antes de esta fecha, había un día para recordar y celebrar a todos los mártires, hasta que el Papa Bonifacio IV, transformó un templo de Roma dedicado a todos los dioses (el Panteón), en un templo cristiano, dedicándolo a "Todos los Santos". Desde entonces la fiesta se fue extendiendo, primero en Europa y luego en todo el mundo. Como fiesta mayor, tenía su celebración vespertina en la vigilia ( la noche del día anterior  - 31 de octubre -) para preparar la fiesta. En Inglaterra se le llamó a esta vigilia vespertina: All Hallow’s Even (Vigilia de todos los santos). Con el paso del tiempo su pronunciación fue cambiando….All Hallowd Eve …., All Hallow Een….., Halloween. Por esto ahora se relaciona esta fiesta con la tradición norteamericana del halloween que, en su forma actual, nada tiene que ver con las fiestas cristianas.

            El caso es que el mundo entero parece estar de fiesta. Veremos esta noche disfraces de todos los colores y gustos. Y al grito de ¨truco o dulce¨ niños vestidos de pequeños demonios nos saldrán al encuentro, divertidos.

         Me recuerdo, que cuando era pequeño, tenía bastante temor a esta fiesta.  En ella me venían a la mente películas que me dejaron helado de terror por varios años. Cada noche de brujas me recordaba de ¨Pesadilla en la calle Elm¨y la sonrisa maléfica de Freddy Kruguer. O la horrible  máscara de Jason , o la peculiar carcajada del payaso de ” It “; los ojos de la niña poseída de la película de “El Exorcista.” Todo eso en la noche de brujas. Una noche de terror, una noche de miedo. El mensaje de esta noche es el miedo. Un miedo en el que al parecer vivimos, lo queramos o no. Los fantasmas y ¨seres¨de ultratumba  se alimentan de nuestro miedo.

    Creo que hoy nuestro mundo adolece principalmente de la tristeza. Por eso, en muchos casos, cree que la felicidad se encuentra en todos lados, o lo que es peor, llama a cualquier cosa felicidad. Pero en el fondo nuestra civilización occidental se ve alimentada cada vez más por el miedo. Miedo a las  profecías apocalípticas del 2012 y sus años posteriores; miedo a los cometas que pueden chocar con nuestro planeta; miedo a la destrucción de la tierra por los abusos ambientales y los cambios climáticos que éstos causan; miedo al terrorismo, miedo al resurgir de los totalitarismos; miedo a las crisis económicas, etc, etc. Parece ser que el mundo está sumido en una noche de brujas, en un permanente halloween. Miedo y más miedo. Y hoy como ayer el mal y el antiguo enemigo se alimenta de miedo. 

              Pero recordemos que el miedo puede ser vencido por el amor.

Nuestro Señor Jesucristo siempre insiste en sus apariciones: ¨No tengáis miedo¨ . La confianza se funda en el amor. Precisamente cuando nuestra alma es invadida por el miedo, Cristo vuelve a repetir: No tengas miedo, yo estaré todos los días hasta el fin del mundo

           Jesús no sólo quiere que yo sea valiente para no tener miedo a los ataques del mal. Dios quiere quitarme el miedo de ser bueno con todo el corazón, de amar apasionadamente  a Él y a los demás, de vivir intensamente cada momento de mi vida haciendo el bien. Dios quiere quitarme el miedo de ser santo. Santo, sí hemos escuchado bien, santo. Hemos sido llamados por Él a ser santos, quiere decir que podemos serlo. De hecho la fiesta de Todos los Santos es la razón de que esta noche sea tan especial.

El martirologio actualizado contiene 7.000 santos y beatos venerados actualmente por la Iglesia, cuyo culto reconoce oficialmente y propone a los fieles como ejemplos para imitar. Y debemos saber que la mayoría de los santos no son solo Papas, Obispos, sacerdotes, religiosas. Cuántas amas de casa, esposas, madres, empleados, obreros, arquitectos, mendigos. Del más pobre, al más rico. Del plebeyo a los reyes. Todos tienen su representación en la santidad. Porque si el cielo es para todos, la santidad es possible para todos. Pues en todo lo que hacemos, ahí en el secreto de nuestro corazón , Dios nos llama a amar más y amar major, a amarlo a Él y amar a todos con pasión, pues eso es en resumen la santidad. Buscando hacer el mayor bien, dando el mayor amor. Y en el mundo hay mucha gente buena, gente ordinaria, con un amor a Dios y a los demás extraordinario. Gente Santa.

         Pensemos en tantos más , en los vivos, en los que están cerca de nosotros. No sólo de sacerdotes y monjas; sino  tanta gente normal, gente de la calle, gente con la que nos topamos en el bus, en el supermercado, en el semáforo, tantas madres y padres de familia, tantos chicos y chicas, que se esfuerzan por amar a Dios. Santos aquí y allá. Haciendo de este mundo, un mundo  mejor por medio de su ejemplo, y van haciendo que el miedo vaya desapareciendo. La santidad es para todos. La santidad es de todos. Esto nos debe invitar a pensar que yo puedo, yo debo estar en la lista de estas personas que “brillan en el cielo, como piedras preciosas”. Cuando lleguemos al cielo descubriremos que ser santo era más sencillo de lo que parecía.

     Pero claro, la santidad no es algo fácil. Los principales enemigos de nuestra santidad, es precisamente nosotros mismos. Vemos tan lejos el ideal de santidad, precisamente porque caemos y caemos, y nos desanimamos. Dios no quiere nuestro pecado, pero nos ama porque nos ve pecadores y débiles. Como un papá que puede tener muchos hijos, pero siempre tendrá predilección por el más débil. Para la santidad no nos queda otro camino que la confianza en el amor de Dios. Esta hermosa oración del Venerable Juan Pablo I nos puede ayudar: Señor, tómame como soy;
con mis defectos
con mis debilidades.
Pero hazme llegar a ser
como tu quieres.

        Por eso, esta no es una noche de brujas y de miedo. Esta noche  realmente es la víspera en la mañana celebraremos el amor de Dios y la valentía de una gran cantidad de hombres y mujeres de todos los tiempos, que se han dejado cambiar por Dios: Todos los santos. Dejémonos de miedo y tengamos más confianza en el amor de Dios, que puede hacer milagros con nosotros.  

      Santos de todos los siglos. Santos de todas las épocas. Santos comunes y sencillos. Santos grandes y pequeños. Santos de todas las edades, de todos los países, vivos y muertos; del cielo y de la tierra. Todos los santos : Rogad por nosotros. 

           
           
Con mi bendición


P Juan Carlos Mari LC

domingo, 12 de octubre de 2014

R.S.V.P



El Evangelio de hoy domingo( Mt.22,1-14) nos habla de un banquete de bodas que un Rey ofrece para su hijo. Nos narra con drama, la cantidad de llamadas  que hizo el Rey a los invitados para que fueran, pero todos se excusaron.  La invitación de Dios es la invitación a nuestra salvación, a su cielo; el banquete exuberante significa la abundancia y riqueza del amor de Dios, que nos busca y nos llama.  Esta cena no es sólo con las demás personas, sino sobretodo con Dios. Esto significa que me quiere no como uno más, sino como parte de su familia, de sus íntimos.

 Me imagino Nuestro Señor narrando esta parábola con tristeza y amargura; cuántas veces nos invita al banquete del cielo, a estar con Él en el paraíso, y cuántas veces nos excusamos. En palabras del poeta Lope de Vega : “Mañana le abriremos respondía, para la mismo responder mañana” Es decir que nuestra amistad no es indiferente para el Señor; le interesa, y mucho. Desde luego mucho más que a nosotros.

¿Cuántas veces por nuestro egoísmo, nuestra pereza, nuestra soberbia, nuestra lujuria, hemos dejado con la mesa puesta a Dios? ¡Cuánto desamor de nuestra parte, el rechazar las invitaciones de Jesús a estar en gracia y amistad con Él!

El Evangelio continúa y da un giro inesperado y esperanzador. Ante el rechazo de los invitados al banquete, el Rey manda a sus criados a llamar a todos los que  encuentren. Dice el Evangelio: “ Los siervos salieron a los caminos, reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos, y la sala se llenó de comensales” (Mt. 22,10). Dios no se deja vencer por el pecado de rechazo de su amor. Antes bien, llama y llama a todos con la insistencia que le da su Amoroso Corazón de Padre, que no se resigna ante la pérdida de nadie.

 Yo pienso todos somos invitados a esta boda, pero desde luego, el que no quiere ir no irá. Y como en toda invitación a eventos elegantes, hay al final de ella las siguientes siglas: r.s.v.p que es la abreviatura de répondez s'il vous plaît, una expresión francesa, que traducida al español significa "responda, por favor". Como sabemos este código, agregado al final de la invitación, significa que el anfitrión está solicitando al invitado que la responda, para así saber si acudirá al evento o no.

Dios quiere que yo vaya al banquete de su amor, para estar con Él en el cielo; pero quiere que le haga saber si acudiré o no. Tenemos tanto medios de hacerle saber a Dios que queremos ir con Él al cielo. Los sacramentos en especial la Santa Misa, nuestro arrepentimiento ante Él por medio de la Confesión, la devoción a la Virgen Santísima, nuestras obras de caridad; también que nuestro corazón se mantenga lejos de los vicios, de la soberbia, la vanidad, el rencor, la envidia, la lujuria, la mentira. Con esto estoy avisando mi asistencia al banquete.

Pero entre los medios principales que tenemos para ir al cielo la oración. La que cada uno de nosotros puede hacer en su cuarto delante de una imagen, de un Crucifijo, o en el interior de su corazón. La oración diaria y constante va reservándonos un lugar en el banquete de Dios Padre. Una oración sencilla, con la fuerza del amor y la constancia, es el camino seguro a la salvación.

Así cuando lleguemos al banquete en el cielo, y nos acerquemos con confianza al Rey que nos invitó a la boda de su hijo, Él nos mirará con ternura y nos dirá: “Te estaba esperando, pues todos los días me avisaste que ibas a venir a la boda. Gracias”

martes, 23 de septiembre de 2014

El Nudo


 
Para mis padres  y
 para J y M

«La cuerda de tres hilos no se rompe fácilmente» Ecl 4,12


         La familia está en peligro de extinción; y su destrucción es un objetivo prioritario para aquellos que quieren eliminar todo aquello que quiere durar para siempre, o todo aquello de donde nace lo bueno y los valores donde se fundamenta la sociedad. 

Cada día hay más divorcios, y en muchos casos ya superan a los matrimonios. Hay ideologías que quieren comparar cualquier unión, a la del matrimonio, y con ello destruir el verdadero significado de reciprocidad del hombre y la mujer. Ahora más que nunca hay que defender la familia como ha sido siempre; y recordar que siempre será imitada, pero nunca igualada.  Así que sigan intentando que nunca la igualarán.

     Sin embargo falta dar ejemplos para que los jóvenes se adentren sin miedo, viento en popa, a esta aventura del amar para siempre que se llama matrimonio. Hace falta ver cuántos matrimonios siguen perserverando y luchando por sacar adelante sus promesas. No  pensemos que todo matrimonio debe fracasar y por ello no podemos creer en él. Pienso que hay que estar seguro que el amor humano puede durar la vida entera y más allá. Es verdad que el divorcio crece, pero el amor de muchas parejas que dura años y años es como un dique que no deja manchar la hermosura del matrimonio.

         Un ejemplo es el matrimonio de Zelmyra y Herbert Fischer. Ambos murieron hace pocos años pero su testimonio y sobre todo su vida ayudaron a muchos. A gente cercana pero también a aquellos que no les conocía. Batieron un record Guiness por ser el matrimonio más largo. 87 años estuvieron casados, hasta que Herbert falleció a los 105 años. En 2013 moría su esposa, también a la edad de 105. Este feliz matrimonio se casó en 1924 y durante su matrimonio vivieron la gran crisis, guerras, tensiones y un sinfín de dificultades que afrontaron juntos y que las superaron juntos. Nunca perdieron la fe en Dios y su Providencia. Es más se apoyaron en ella en todo momento.

         Es hermoso contemplar estos ejemplos, y tantos más. Y eso me hace pensar la palabra de Dios que dice: “La cuerda de tres hilos no se rompe fácilmente” Ecl 4,12. 

        La cuerda representa los tres intregrantes de un matrimonio cristiano: Dios y los esposos. El Señor sabe hacer felices profundamente a los que confían en Él y su amor. La unión de los esposos es indestructible, siempre y cuando el “hilo” de Dios esté en la cuerda de su matrimonio.

       Yo soy consciente que hay matrimonios que tenían una vida de piedad y unión con Dios fuerte y aún así por muchos motivos, fracasaron en su vida matrimonial.  De todas formas Dios no es el causante de nuestros fracasos, sino más bien el garante firme que siempre se puede comenzar de nuevo, si se quiere y se confía en Él. 

       El “hilo” de Dios no es solo el que nos ayuda a que no se rompa los otros dos hilos, sino que nos puede ayudar para recomponerlos. Dios está tan cerca de nosotros, sobretodo cuando más padecemos. Y cuánto más estará cerca de los matrimonios que están apunto de romperse o que se han roto. 

    El día de la boda Dios también se puso el anillo, hizo una alianza con la pareja, de acompañarlos en todas las situaciones, en la lágrimas y risas, y cuando el matrimonio vive de cara a Él, pero también cuando le dan la espalda.

De cuánta felicidad se pierden los matrimonios que viven de espaldas a Dios en su vida matrimonial! Si supieran cuán felices los haría que sus “hilos” y el “hilo” de Dios hicieran un nudo de fidelidad y amor a toda prueba. Creo firmemente que la felicidad del matrimonio cristiano está cuando los tres hilos se unen en un solo nudo que no se romperá fácilmente ni en esta vida ni en la otra.  

        

Dios los bendiga

P Juan Carlos Mari LC
        
        

        

           


lunes, 15 de septiembre de 2014

Estrella polar


Para mi madre


Según las últimas investigaciones de la NASA, en el universo hay doscientos mil trillones de estrellas, es decir la descomunal cantidad de 24 cifras. La estrella Alfa de Hércules es ocho mil billones de veces más grande que nuestro sol. Y que el Cúmulo de Boyero viaja a cien mil kilómetros por segundo. Todas estas cifras son impresionante, como es el mundo de las estrellas. Pero este mundo espectacular permanece para nosotros muy lejano. Las estrellas están bien allí, en el cielo. Ese es su lugar.

Sin embargo hoy te quiero hablar de estrellas que brillan en la tierra. No son ni Cristiano Ronaldo, ni Messi, ni mucho menos One Direction . Son estrellas que quizás pasan desapercibidas para muchos, pero que sin su brillo este mundo se moriría de frío. Me refiero a la madre.

       
      Qué hermoso tiene que ser la mamá, que ni el mismo Dios quiso prescindir de tener una. Y hoy la recordamos como la Madre de todos, la Madre de la alegría, de los dolores, la Madre de las lágrimas y de la risa, la Madre de todos, la siempre Virgen María. Dice Tagore: «Si quieres que tu surco sea recto, ata tu arado a una estrella» Ojalá todas las madres ataran su vida familiar a la hermosa Estrella de la mañana llamada María, para que su camino sea siempre recto.

       Por eso hoy quiero decir que cada madre es una estrella. Esa hermosa estrella que brilla con luz propia, que ha sido el sol de nuestras noches tristes. Esa hermosa estrella que con su sonrisa, secaba las amargas lágrimas de nuestros problemas y pesares. Esa hermosa estrella que con sus consejos iluminó nuestro camino, y nos hizo distinguir el bien del mal, que nos levantó cuando caímos, que nos limpió cuando estábamos sucios, que nos arrulló contándonos cuentos.

       En nuestro mundo, que parece que ir siempre peor, debemos recordarnos de los valores que nuestras madres nos inculcaron. Valores como el amor mutuo, la generosidad, la fidelidad, el agradecimiento. Pensemos que somos lo que somos gracias a los valores que nuestras madres nos transmitieron. Sin ellos no seríamos nadie. Sin ellos en este mundo no habría luz.

       Así nuestra madre es una estrella. Pero no cualquiera, como las miles de millones que hay. Ella es nuestra estrella polar.  Por que el amor de nuestra madre siempre va a ser nuestro guía en el mar encrespado de la vida. Como la estrella polar, que ha guiado por siglos a miles de barcos en medio de las tempestades más tremendas,  siempre a buen puerto. Por que esa estrella mientras brille, el mundo existirá

Dios los bendiga

P Juan Carlos Mari LC

sábado, 1 de junio de 2013

Un millón de esperanzas


Un millón de esperanzas

Para Viviana y Pedro



¿  Qué tienen en común las siguientes personas?

·        un adorador de ídolos
·        un huérfano que asesinó un soldado egipcio.
·        un rey adúltero y criminal.
·        una pecadora pública.
·        un racionalista escéptico.
·        un fundamentalista religioso, perseguidor de cristianos.
·        un gran orador que tuvo un hijo fuera del matrimonio.
·        un joven despilfarrador, amigo de placeres.

Pues que todos ellos, sin excepción fueron santos, y santos a pesar de su  vida. Un día la gracia de Dios se les cruzó por el camino, ellos se agarraron a ella, se arrepintieron, cambiaron de vida y Dios los hizo sus amigos más íntimos, de los más entrañables y los llevó al cielo, es decir los hizo santos. ¿Sus nombres? Van por orden: San Abraham, San Moisés, El Santo Rey David, Santa María Magdalena, Santo Tomás Apóstol, San Dimas, San Pablo, San Agustín, San Francisco de Asís. Y la lista podría seguir. Todos ellos santos. A pesar de la vida que llevaban, a pesar de sus muchos pecados, pecaditos y pecadotes; a pesar de que después de convertidos, volvieron a caer – esta vez no tan gravemente- pero al fin y al cabo santos. A Dios no le importa nuestro pasado, sino nuestro presente, y sobretodo nuestro futuro. Para Dios las oportunidades de cambiar no se agotan, pues su corazón nunca dice basta cuando se trata de perdonar, cuando se trata de amar.

                 La lista puede continuar. Podemos decir por ejemplo que a Santa Margarita María Alacoque lo que más le costaba, no era los votos de obediencia, castidad y pobreza, sino comer queso, y que sufría indeciblemente cuando le ponían un pedazo en su plato; que San Juan María Vianney, llamado el Santo Cura de Ars, lo iban a expulsar del seminario por tonto, pues no tenía idea de latín y demás materias. Años después miles de personas incluidos reyes y príncipes venían a consultarle. Que la Santa de la sencillez, Teresita del Niño Jesús, fue definida por su padre “la más testaruda de todas. Si tenía un capricho, no había nadie en este mundo que se lo quitase”.
             
                 Pero qué decir de los santos de hoy. ¿Sabes por ejemplo que los padres de la Unión Europea, Alcide de Gasperi, Konrad Adenauer, Robert Neuman, están en proceso de beatificación? Al “Arquitecto de Dios” Gaudí, autor de la Catedral de la Sagrada Familia en Barcelona, le han abierto una investigación “por sus múltiples virtudes heróicas”, y este es el primer paso para el proceso de beatificación. En 1996 el Card. Lustiger, entonces Arzobispo de París, sorprendió al mundo al anunciar que se ha abierto el proceso de beatificación de un “asesino arrepentido”. Se trata de Jacques Fesch, que fue condenado a muerte en Francia en los años 30, por asesinato. Los meses antes de que se cumpliera su condena, la gracia de Dios lo transformó e inició así el proceso de  su arrepentimiento y conversión, que lo llevaría a decir antes de su ejecución “Estoy tranquilo. En cinco horas veré a Jesús”. Como vemos la santidad es de todos, la santidad es para todos. A Dios no le importa tanto tu pasado, sino tu presente, y tu futuro, un futuro que nos llevará para siempre con Él.

Hay una hermosa oración que siempre me ha iluminado: “Señor, tómame como soy, con mis defectos y debilidades; pero hazme llegar a ser como Tú quieres”  Lo importante es que Dios me haga llegar a ser como Él quiere. Esto es un consuelo en medio de las múltiples luchas y caídas que siempre tenemos. Es un consuelo inmenso saber que los santos no nacieron tan santos como murieron, Dios los fue haciendo santos, y ellos se dejaron; fueron valientes y aceptaron que la Omnipotencia de Dios, que el Amor de Dios era más fuerte que su miseria y que sus pecados.

Como he afirmado, la santidad es de todos, porque el cielo es para todos. Dice San Pablo “Dios quiere que todos los hombres se salven” (2Tim.4-6); por lo tanto si Dios siempre hace lo que quiere, va a poner todo su amor, que no es poco, en llevarme al cielo, es decir en hacerme santo. Si yo coopero, claro. Pues si hay algo que Dios no puede, es precisamente obligarme a estar con Él.

En el camino de la santidad, es decir en el camino al cielo, no todo va a ser fácil, pero tampoco imposible. Digamos que Dios quiere nuestra cooperación que es insignificante, para Él hacer el resto, que es bastante. Pero necesita esa insignificancia que somos nosotros, sino no lo hace. Por eso el Salmo nos recuerda las dos actitudes que deben de tener los santos, o por menos los que aspiran al cielo: “Espera en el Señor, sé valiente, espera en el Señor”. (Sal 26,14)
             
 Por lo tanto esperar y tener valentía. Esperar contra el desaliento, esperar contra todos los problemas, esperar sabiendo que con Dios podemos lo imposible. Y ser valientes, ser valientes para lanzarse a la santidad, ser valientes para recomenzar después de las caídas, ser valientes para arrojarse a los brazos de Dios, después de haberle fallado tanto. Por eso: confianza en Dios + valentía y coraje = a santidad, es decir a cielo.

   Pienso que el camino de la santidad no es sólo no pecar, sino levantarse siempre amando más y más, pero levantarse y levantarse. En levantarse y dejar que Dios te limpie, está el fundamento de la santidad.  La santidad está hecha de triunfos, de victorias, pero también de fracasos, de caídas, de darse y darse trompicones contra la misma piedra. Pero ante esto ¿qué hacer? ¿huir? ¿acobardarme?. El Evangelio no nos dice que “de los cobardes es el Reino de los cielos” sino de los esforzados, valientes, de los que luchan. En la batalla por el amor de Dios, por la santidad, si te hieren, es decir que has combatido, que has luchado, que te has arriesgado; ¿pero qué decir de un soldado que corre ante los primeros disparos? Nunca podremos saber lo que vale el amor a Cristo, sino arriesgamos todo por Él, sin cobardías, a pesar de nuestras caídas.

Por ello, no nos acobardemos, sigamos luchando a pesar de nuestros cientos y miles de fracasos, seamos valientes y confiemos. Por que a lado de nuestras cientos y miles de miserias, al lado de nuestros cientos y miles de pecados y fracasos, Dios nos ha dejado un millón de esperanzas para ser santos, para llegar al cielo con Él.


Dios los bendiga.

P Juan Carlos Mari LC
http://enlabrechadelamuralla.blogspot.com