martes, 23 de septiembre de 2014

El Nudo


 
Para mis padres  y
 para J y M

«La cuerda de tres hilos no se rompe fácilmente» Ecl 4,12


         La familia está en peligro de extinción; y su destrucción es un objetivo prioritario para aquellos que quieren eliminar todo aquello que quiere durar para siempre, o todo aquello de donde nace lo bueno y los valores donde se fundamenta la sociedad. 

Cada día hay más divorcios, y en muchos casos ya superan a los matrimonios. Hay ideologías que quieren comparar cualquier unión, a la del matrimonio, y con ello destruir el verdadero significado de reciprocidad del hombre y la mujer. Ahora más que nunca hay que defender la familia como ha sido siempre; y recordar que siempre será imitada, pero nunca igualada.  Así que sigan intentando que nunca la igualarán.

     Sin embargo falta dar ejemplos para que los jóvenes se adentren sin miedo, viento en popa, a esta aventura del amar para siempre que se llama matrimonio. Hace falta ver cuántos matrimonios siguen perserverando y luchando por sacar adelante sus promesas. No  pensemos que todo matrimonio debe fracasar y por ello no podemos creer en él. Pienso que hay que estar seguro que el amor humano puede durar la vida entera y más allá. Es verdad que el divorcio crece, pero el amor de muchas parejas que dura años y años es como un dique que no deja manchar la hermosura del matrimonio.

         Un ejemplo es el matrimonio de Zelmyra y Herbert Fischer. Ambos murieron hace pocos años pero su testimonio y sobre todo su vida ayudaron a muchos. A gente cercana pero también a aquellos que no les conocía. Batieron un record Guiness por ser el matrimonio más largo. 87 años estuvieron casados, hasta que Herbert falleció a los 105 años. En 2013 moría su esposa, también a la edad de 105. Este feliz matrimonio se casó en 1924 y durante su matrimonio vivieron la gran crisis, guerras, tensiones y un sinfín de dificultades que afrontaron juntos y que las superaron juntos. Nunca perdieron la fe en Dios y su Providencia. Es más se apoyaron en ella en todo momento.

         Es hermoso contemplar estos ejemplos, y tantos más. Y eso me hace pensar la palabra de Dios que dice: “La cuerda de tres hilos no se rompe fácilmente” Ecl 4,12. 

        La cuerda representa los tres intregrantes de un matrimonio cristiano: Dios y los esposos. El Señor sabe hacer felices profundamente a los que confían en Él y su amor. La unión de los esposos es indestructible, siempre y cuando el “hilo” de Dios esté en la cuerda de su matrimonio.

       Yo soy consciente que hay matrimonios que tenían una vida de piedad y unión con Dios fuerte y aún así por muchos motivos, fracasaron en su vida matrimonial.  De todas formas Dios no es el causante de nuestros fracasos, sino más bien el garante firme que siempre se puede comenzar de nuevo, si se quiere y se confía en Él. 

       El “hilo” de Dios no es solo el que nos ayuda a que no se rompa los otros dos hilos, sino que nos puede ayudar para recomponerlos. Dios está tan cerca de nosotros, sobretodo cuando más padecemos. Y cuánto más estará cerca de los matrimonios que están apunto de romperse o que se han roto. 

    El día de la boda Dios también se puso el anillo, hizo una alianza con la pareja, de acompañarlos en todas las situaciones, en la lágrimas y risas, y cuando el matrimonio vive de cara a Él, pero también cuando le dan la espalda.

De cuánta felicidad se pierden los matrimonios que viven de espaldas a Dios en su vida matrimonial! Si supieran cuán felices los haría que sus “hilos” y el “hilo” de Dios hicieran un nudo de fidelidad y amor a toda prueba. Creo firmemente que la felicidad del matrimonio cristiano está cuando los tres hilos se unen en un solo nudo que no se romperá fácilmente ni en esta vida ni en la otra.  

        

Dios los bendiga

P Juan Carlos Mari LC
        
        

        

           


lunes, 15 de septiembre de 2014

Estrella polar


Para mi madre


Según las últimas investigaciones de la NASA, en el universo hay doscientos mil trillones de estrellas, es decir la descomunal cantidad de 24 cifras. La estrella Alfa de Hércules es ocho mil billones de veces más grande que nuestro sol. Y que el Cúmulo de Boyero viaja a cien mil kilómetros por segundo. Todas estas cifras son impresionante, como es el mundo de las estrellas. Pero este mundo espectacular permanece para nosotros muy lejano. Las estrellas están bien allí, en el cielo. Ese es su lugar.

Sin embargo hoy te quiero hablar de estrellas que brillan en la tierra. No son ni Cristiano Ronaldo, ni Messi, ni mucho menos One Direction . Son estrellas que quizás pasan desapercibidas para muchos, pero que sin su brillo este mundo se moriría de frío. Me refiero a la madre.

       
      Qué hermoso tiene que ser la mamá, que ni el mismo Dios quiso prescindir de tener una. Y hoy la recordamos como la Madre de todos, la Madre de la alegría, de los dolores, la Madre de las lágrimas y de la risa, la Madre de todos, la siempre Virgen María. Dice Tagore: «Si quieres que tu surco sea recto, ata tu arado a una estrella» Ojalá todas las madres ataran su vida familiar a la hermosa Estrella de la mañana llamada María, para que su camino sea siempre recto.

       Por eso hoy quiero decir que cada madre es una estrella. Esa hermosa estrella que brilla con luz propia, que ha sido el sol de nuestras noches tristes. Esa hermosa estrella que con su sonrisa, secaba las amargas lágrimas de nuestros problemas y pesares. Esa hermosa estrella que con sus consejos iluminó nuestro camino, y nos hizo distinguir el bien del mal, que nos levantó cuando caímos, que nos limpió cuando estábamos sucios, que nos arrulló contándonos cuentos.

       En nuestro mundo, que parece que ir siempre peor, debemos recordarnos de los valores que nuestras madres nos inculcaron. Valores como el amor mutuo, la generosidad, la fidelidad, el agradecimiento. Pensemos que somos lo que somos gracias a los valores que nuestras madres nos transmitieron. Sin ellos no seríamos nadie. Sin ellos en este mundo no habría luz.

       Así nuestra madre es una estrella. Pero no cualquiera, como las miles de millones que hay. Ella es nuestra estrella polar.  Por que el amor de nuestra madre siempre va a ser nuestro guía en el mar encrespado de la vida. Como la estrella polar, que ha guiado por siglos a miles de barcos en medio de las tempestades más tremendas,  siempre a buen puerto. Por que esa estrella mientras brille, el mundo existirá

Dios los bendiga

P Juan Carlos Mari LC