lunes, 28 de diciembre de 2015

Un Ramo de Rosas

UN RAMO DE ROSAS

Tal como resulte ser un noviazgo, eso mismo (con un estilo parecido) será después el matrimonio que le siga: ¡un buen principio prepara un buen futuro! Al respecto, las experiencias y las estadísticas no engañan.
Dado que se aprende a amar amando, el noviazgo es el tiempo propicio para aprender y prepararse para la fidelidad, la delicadeza y la generosidad del amor. Es el momento de arraigar hábitos y costumbres propios del amor. Después, una vez casados, la convivencia puede tener momentos de mucha exigencia y es necesario estar bien "entrenados": hay aspectos de la vida que no se pueden improvisar. El dicho «yo ya seré serio, respetuoso, fiel cuando me case» supone una notable ingenuidad: cuando uno se casa sigue haciendo lo mismo que hacía antes, por el sencillo hecho de que los hábitos nos marcan. Sino empiezas a ser la clase de esposo, esposa que quieres ser el resto de tu vida ahora, a lo mejor no lo serás nunca.
Me acaban de decir algo que me cautivó por su lógica: “ Si Dios creó al hombre, el hombre tiene que ser perfecto, porque fue creado por alguien perfecto” Me dejó sorprendido esta frase de una  hermosa chica de 14 años, que se preocupa seriamente con qué clase de persona se casará. Quiere decir que no quiere improvisar su matrimonio, quiere al hombre perfecto.
Pero existe el hombre o la mujer perfecta? Hay que definir lo que es perfección. Podría decirse: sin errores, sin manchas, sin defectos. Bueno eso en esta vida y en este planeta  no hay. Así que tendremos que aconsejarle a esta chiquilla que de eso no hay en este mundo, que se equivocó de planeta? Por supuesto que no. Lo que ella quiere decir en el fondo es que le gustaría alguien que de verdad ame, pero ame en serio, con todo su corazón, con todo lo que es, con pasión, con locura, incluso más allá de la muerte.
Que soy ingenuo? Que yo también me equivoqué de planeta? Creo que no, conozco un caso en que esto se cumple. Ahí les va:
En Monterrey, hace algún tiempo... Esa fecha solía ser muy importante: el día del aniversario de bodas. Sin embargo, sería la primera vez que no lo celebrarían juntos. Carlos había apenas fallecido, consumido por el cáncer.
Todos los años él enviaba a Ana un ramo de rosas, con una tarjeta que decía: «Te amo más que el año pasado. Mi amor crecerá más cada año». Pero éste sería el primero que no las recibiría. De pronto llamaron a su puerta, y para su sorpresa, al abrir estaba un ramo de rosas frente a ella, con una tarjeta que decía «Te Amo».
Ana se molestó pensando que había sido una broma de mal gusto. Habló a la florería para reclamar el hecho, y al contestarle, le atendió la dueña. Ella le dijo que ya sabía que su esposo había fallecido, y le preguntó si había leído el interior de la tarjeta. Le explicó que esas rosas estaban pagadas por su esposo por adelantado, así como todas las demás por el resto de su vida.
Al colgar el teléfono a Ana se le llenaron sus ojos de lágrimas. Abrió el sobre: «Hola mi amor, sé que ha sido un año difícil para ti, espero te puedas reponer pronto, pero quería decirte, que te amaré por el resto de los tiempos y que volveremos a estar juntos otra vez. Se te enviarán rosas todos los años en nuestro aniversario; el día que no contesten a la puerta, harán cinco intentos en el día, y si aún no contestas, estarán seguros de llevarlas a donde tú estés, que será junto a mí. Nos vemos junto a Dios en el cielo, mi amor. Te ama para siempre, Carlos, tu esposo. ».
                Es verdad. El amor o es para siempre o simplemente cae por su propio peso. O tiene sabor de eternidad o es desabrido, agrio y tristemente amargo, se pierde con el tiempo, se transforma en recuerdo color ceniza. Así lo dice un gran escritor: «El amor no es una aventura. Posee el sabor de toda la persona. No puede durar sólo un instante. La eternidad del hombre lo compenetra». Y esto no se improvisa. Carlos amó a Ana con la intensidad del amor que rompe las barreras de la muerte. Y seguramente fue desde su noviazgo, porque esto no se improvisa. 
                Hay que decirle a esta hermosa chica de 14 años, que sí existe el hombre perfecto. Porque se empieza a ser perfecto cuando se empieza a amar de verdad.
                Por ello si te quieres casar, quieres que tu matrimonio triunfe empieza a amar ahora, con intensidad, con pureza, con respeto, con madurez, con sacrificio, con humildad. Esa es la clave de tu felicidad, y de que tus relaciones duren incluso más allá de la muerte, porque el verdadero amor no muere. Es capaz de amar más allá de la muerte. Capaz de vencer todos los obstáculos, incluso el tiempo. Capaz de mandar rosas desde la eternidad.